"Nuestros esfuerzos se deben orientar a la creación de una escuela integradora, incluyente y democrática; la escuela del siglo XXI, y a la construcción de una nueva cultura pedagógica, con la participación democrática y colectiva de maestros, alumnos y padres de familia en la construcción del Proyecto de Educación Alternativa"
La escuela tradicionalmente ha sido vista como un espacio cerrado, con reglas rígidas e impuestas desde arriba; que homogeniza y prepara individuos para insertarse en el mundo laboral sin sobresaltos. En esta concepción la escuela imparte conocimientos y adapta a los alumnos para una vida social productiva, los “educa”. Los padres envían a sus hijos a que se “eduquen”, para que sean hombres y mujeres “de bien”. La escuela cumple con su cometido si entrega buenos resultados, si sus alumnos “sacan” buenas calificaciones, si tiene una disciplina férrea, si corrige lo que la familia no hace y si sigue al pie de la letra las indicaciones de la autoridad educativa, en una cadena de mando-obediencia reproduciendo hasta el infinito la estructura burocrática-vertical de la Secretaria de Educación Publica.
Cambiar estas concepciones es parte de un debate más amplio, que afortunadamente, cada vez está más presente no sólo en los espacios de investigación pedagógica, si no en las escuelas y en los colectivos docentes. Los padres también empiezan a cuestionar las reglas de las escuelas, su “cultura” docente y exigen, no siempre en los mejores términos, una necesidad de participación en las decisiones escolares más allá de “cuotas voluntarias” y apoyos a la escuela de sus hijos.
¿La escuela educa para la democracia? ¿Cómo construir espacios de participación en la escuela? ¿Qué prácticas docentes debemos cuestionar y transformar? ¿Cómo construir relaciones democráticas entre los miembros de la comunidad escolar? ¿Hay límites y escenarios naturales de participación? ¿Cuál es el papel del director en este proceso? ¿Los padres de familia deben involucrarse en cuestiones pedagógicas? Estas son algunas interrogantes que debemos plantearnos para coadyuvar en la promoción de la cultura democrática desde el ámbito de la escuela y en todos los espacios de la vida social.
LA ESCUELA ESPACIO DE LUCHA
El Sistema Educativo Nacional es una organización autoritaria en todas sus instancias, desde la oficina del Secretario de Educación, hasta las relaciones maestro – alumno. No obstante que las clases dominantes pretenden perpetuar el estado de cosas, esto no se produce de manera automática, hay fuertes contradicciones donde se genera y disputa el poder.
En esta perspectiva, los maestros tenemos un espacio de reflexión y acción para generar fuertes expectativas en torno a la democratización de la escuela y en general, de la gestión educativa. No se trata de convertir a la escuela en un lugar donde simplemente se enseña y aprende sin ningún nexo con las relaciones sociales de dominación.
La educación es un medio para alcanzar la democracia, con la paradoja de que en nuestro país para acceder a la educación se requiere de un medio llamado democracia y ésta debe ser un fin de la educación. Estos dos proceso van ligados estrechamente a una concepción y a una práctica docente que se reivindica como democrática.
La democracia en la escuela se construye todos los días de muchas maneras, entre las cuales debe destacar el respeto irrestricto a los alumnos, promover su participación en la toma de decisiones, fomentar se responsabilicen de sus actos, reclamen sus derechos y cumplan con sus obligaciones, es decir, estimular que se asuman como sujetos para salir de la cultura de la sumisión, del súbdito, y pasar a la cultura del ciudadano, comprometiéndose en la lucha por la libertad, la justicia social y la igualdad.
Se trata de generar la lucha por la ciudadanía como parte esencial de un proyecto de educación que se construye con la participación de la comunidad escolar.
HACIA UNA ESCUELA DEL SIGLO XXI
"Las mejores escuelas, afirman sus propios autores, son aquellas donde se cree en la capacidad de todos los niños, donde a todos se les ofrecen ocasiones variadas de aprender, donde se manifiestan hacia todos las exigencias a la vez razonables. Esta convicción debe prolongarse en una cultura escolar que valorice el trabajo y el esfuerzo de cada uno más bien que la notoriedad...es necesario terminar con la concepción vetusta según la cual, el éxito de un estudiante no tiene sentido si no se conjuga con el fracaso de otro...el desafío es justamente hacer progresar de manera conjunta, éxito y calidad"[i]
"Una educación que corresponda a la exigencia de cambio social en beneficio de las grandes mayorías; que los educandos aprendan a identificar y combatir las injusticias que lastiman los derechos del hombre; consecuencia entre el pensar, decir y hacer; una educación no presa en aulas ni divorcio alguno entre teoría y práctica, donde el maestro aprenderá junto con los alumnos en la reflexión colectiva ante los hechos de la naturaleza y de la vida social...donde programas, auxiliares didácticos y metodológicos se ajusten a las necesidades de los alumnos, quienes participarán en la toma de decisiones del trabajo cotidiano; donde se realice una evaluación discutida grupalmente, a lo largo del ciclo escolar, que estimule y mejore la eficacia del proceso enseñanza aprendizaje sin reprimir o descalificar al alumno. La nueva educación será concientizadora y democrática, orientada a un conocimiento científico que se construye y apropia colectivamente"[ii]
Debemos reivindicar "la concepción - y valor - mucho más humana y social de que un grupo de maestros con los recursos personales e institucionales suficientes y la libertad necesaria para la creatividad, sí es capaz de establecer un compromiso con sus niños y jóvenes y la comunidad, para autogestionaria y solidariamente, traducirlo en propuestas y soluciones de mejoramiento educativo para su escuela y las escuelas circunvecinas"[iii]
LA ESCUELA POR LA QUE LUCHAMOS
Con Daniel Prieto Castillo[iv], ASPIRAMOS A UNA ESCUELA:
- de calidad humana de todos los seres que la integran; una escuela digna, no humillada por descalificaciones y por penurias.
- a la cual se le reconozcan su historia, su pasado, su cultura; que nada crece de campos arrasados y muchas veces pretenden arrasarnos lo que somos, para decirnos después como debemos ser.
- autocrítica, capaz de mirarse a si misma y de reconocer sus riquezas y pobrezas, sus aciertos y errores.
- con las condiciones suficientes como para funcionar como un centro cívico, como un espacio público garantizado, cuidado y respetado por todos los sectores de la sociedad.
- en la que no vengan a estallar a diario los dramas sociales de la sociedad. Por tanto, aspiramos a una sociedad digna que permita una escuela digna. - a una escuela abierta al mundo y a la vida, con todos los instrumentos sociales, tecnológicos y pedagógicos, pero abierta desde una sólida construcción como institución, desde un reconocimiento de su papel fundamental en la sociedad.
- en la cual todos pueden ejercer los derechos humanos fundamentales, en la que se construye respeto, convivencia, tolerancia, pluralismo.
Aspiramos, en fin, a una escuela en la que podamos construir y ser felices, como educadores y como estudiantes.
HACIA LA CONSTRUCCIÓN DE COMUNIDADES ESCOLARES AUTOGESTIVAS
En el nivel escuela – aula, requerimos procesos educativos integrales, aprendizajes que privilegien los aspectos formativos y generen conocimientos para ayudar a mejorar las condiciones de vida. En el nivel escuela – comunidad se requiere impulsar prácticas y contenidos escolares que respondan a necesidades individuales y comunitarias, que valoren las formas de pensar y actuar. En el nivel escuela – proyecto se deben producir cambios globales, contribuir al desarrollo social y a la formación de una conciencia crítica y reflexiva.
Por lo que consideramos que NUESTRAS ESCUELAS DEBEN:
1. Reestablecer los vínculos rotos o parcialmente interrumpidos con sus alumnos y exalumnos, con los padres de familia, con la gente de las colonias que la rodean, con las comunidades que se entrecruzan en sus ámbitos de acción y con la sociedad en su conjunto.
2. Establecer un auténtico trabajo docente y social, educativo en su totalidad, propiciador de actividades organizativas y formativas democráticas, como parte de la vida cotidiana de las aulas y las escuelas. 3. Desaparecer los procesos de administración burocrática-vertical vigentes, por procesos de gestión colectiva y democrática, de cogestión y autogestión en las escuelas y también en las aulas.
4. Retomar y fortalecer la práctica de la Asamblea Escolar, en las aulas, los grados o ciclos y a nivel escuela, en donde se manifiesten las necesidades e inquietudes de la comunidad estudiantil y la defiendan como un espacio propio y en donde se permita la interlocución de alumnos-maestros-directivos, que impacten y trasciendan en la definición de prácticas escolares democráticas.
5. Crear en nuestras escuelas asociaciones de alumnos que al interior del aula y de la escuela participen en los procesos de conducción democrática de la educación.
6. Ganar la autonomía a través del ejercicio cotidiano de las acciones que fortalezcan la capacidad de decidir sobre las pequeñas, pero fundamentales actividades escolares: los contenidos, los métodos, las evaluaciones, los tiempos, los materiales pedagógicos y las relaciones entre los miembros de la comunidad escolar.
7. Fortalecer los colectivos de docentes que analicen, diseñen, definan y apliquen estrategias educativas que mejoren los procesos de enseñanza-aprendizaje; transformar los Consejos Técnicos Consultivos en Resolutivos, que se asuman como instancias de conducción democrática de la educación en cada escuela.
8. Romper el aislamiento escolar, entre docentes, escuelas, niveles educativos y sociedad; fortaleciendo los espacios de intercambio, de socialización de prácticas innovadoras, las publicaciones hechas por maestros y la autogestión de espacios de formación y profesionalización docente.
9. Situar con precisión los espacios y mecanismos donde los padres y la comunidad participen. Perder el miedo del cuestionamiento al trabajo docente, por parte de los padres y propiciar su participación - contextualizada, informada y objetiva - en la definición de las acciones escolares tendentes a fortalecer una escuela integradora.
10. Trastocar la simulación, que de la participación social, ha impuesto la Secretaria de Educación Pública, con los Consejos de Participación Social, por una participación social real; retomando la construcción de los Consejos Escolares, en escuelas, zonas, Delegaciones y entidades, con una participación real de los actores educativos.
EN LA ACCIÓN SINDICAL debemos:
I. Diseñar un discurso y una acción, que identifique al Movimiento Democrático, con una educación democrática, con un compromiso ético y político de defensa irrestricta de la educación pública, pero sobre todo con una práctica docente congruente con la lucha por democratizar el país, los sindicatos y la educación.
II. Generar los espacios de intercambio pedagógico, de análisis y crítica, de formación docente y profesionalización que permitan la concreción del Proyecto de Educación Alternativa que ha definido la CNTE.
III. Fortalecer las instancias de coordinación entre sindicatos y secciones democráticas, como la Coalición Trinacional, para enfrentar las ofensivas neoliberales en contra de la educación pública.
POR UNA EDUCACION POPULAR, CRITICA, CIENTÍFICA Y DEMOCRATICA
¡UNIDOS Y ORGANIZADOS, VENCEREMOS!
*Ponencia presentada en el IX Congreso Nacional Ordinario de la CNTE. 13-14 de mayo del 2008
Notas:
[i] BERTHELOT, Jocelyn. “Un proyecto democrático para la escuela” en BASICA # 3 ene-feb. 1995 p.41
[ii] PRINCIPIOS DEL PROYECTO DE EDUCACION ALTERNATIVA DE LA CNTE. mimeo.
[iii] ABOITES, Hugo. “La propuesta de educación básica del gobierno de Vicente Fox. Un análisis desde el PEC” mimeo.
[iv] PRIETO, Daniel. “Escuela y futuro” en POR NUESTRA ESCUELA, Edit. Lucerna DIÓGENES, 2ª Edición 2005 p. 137